Saber levantarse con gracia y elegancia tras trastabillar y caer. Ese es el término ideal con el que la resiliencia se deja conocer.
Y es que hasta el término básico que nos aporta el Diccionario de la Real Academia Española le ilustra como una excepcional herramienta para la vida en general.
“Capacidad humana de aceptar con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”.
El término surgió desde la sicología, dando un salto tal que al sol de hoy se entremezcla en tópicos tan diversos tal como lo son ciencias humanas a ciencias financieras.
La resiliencia determina una capacidad humana de amoldarse en forma positiva a situaciones críticas y eventos desfavorables.
Al principio de su estudio en la psiquis del humano, se pensó que la resiliencia era algo innato, pero luego, ensayó algunos cambios que le determinaron como una condición afecta al entorno familiar, comunitario, e inclusive, cultural.
Para comprenderla mejor, conoceremos un tanto de su historia.
El psicólogo, Emmy Werner, fue el primero en charlar de resiliencia. Esto sucedió en mil novecientos noventa y cinco, cuando habló de sus tres principales usos:
- Para el buen desarrollo pese al peligro social
- Para la conservación de las competencias pese a estados de agobio continuo
- Para recobrarse después de una crisis o trauma vivido
Si estos 3 principios los llevamos al plano financiero, vemos como la resiliencia es un gran salvavidas en ciertas y diversas circunstancias, pero, hay más…
Diferentes autores de la psicología han dado un aporte fundamental para conceptuar de lleno lo que es la resiliencia.
Para Emily Hunter es un continuo entre dos polos: la menos que optima y la inmejorable, siendo la primera un tipo de respuesta violenta, de alto riesgo, y altamente sensible.
Para Michael Rutter, la resiliencia viene definida como una resistencia relativa al riesgo psicosocial, sin esperar un resultado positivo, sino un enfoque en la forma de enfrentar el peligro.
Para Suniya Luthar, la resiliencia es una adaptación positiva a pesar de la adversidad enfatizándose entre la adversidad significativa y la contrariedad positiva, elementos que determinan su medición indirecta.
Con reconocer los puntos básicos de la resiliencia, sobre todo, el que no es innata y que puede derivarse en base a factores externos, vamos a conocer la descripción de una persona resiliente.
La persona resiliente es…
Flexible. La persona flexible, en específico, el inversor flexible es aquel que tiene conciencia de que hay periodos de abundancia como de escasez.
Saben cuando viene un momento de crisis y de cambios continuos de mercado, con lo que con ese conocimiento saben bien de qué forma actuar, con eficacia y eficiente.
Esto les hace trabajar a un nivel bajo de riesgo, administrando bien cada uno de ellos de sus recursos, tanto monetarios como no monetarios (tiempo, estudio, análisis).
Tienen buenas ideas, pero asimismo saben reaccionar en el momento en que una de ellas genera un resultado adverso.
Sabe en qué momento tomarse un periodo de descanso para mantenerse motivado, invirtiendo el mismo en buscar soluciones a las fallas cometidas.
Valiente. El trader resiliente sabe manejarse muy bien en instantes de peligro, teniendo las contestaciones necesarias para evitar un mayor daño.
Esto le da la osadía precisa para poder enfrentar momentos difíciles, o bien panoramas de riesgo notable. De hecho, ama los desafíos.
Encuentran motivación en sí mismos para poder superar sus limitaciones y darse a vencer frente a ese contrincante imaginario.
Prevenido y preparado. El actuar de manera segura y con flexibilidad va de la mano con estar prevenido ante todo y dispuesto para lo peor.
Por muy estresante que puedan ser los resultados o la situación generada, el trader resiliente tiene las herramientas y las reservas necesarias para poder proseguir y no decaer.
Con herramientas y reservas no nos referimos a un gran capital. Conoce hasta dónde le es posible llegar, contando con fuentes secundarias de ingresos, tanto monetarios como no monetarios.
Del mismo modo, cuando llega a su momento máximo, sabe cómo reunir el aprendizaje de ese instante crítico para avanzar en su crecimiento resiliente como profesional de trading.
Y si ves extrañas esas peculiaridades, desatiende porque la resiliencia no nace, se hace, y con estos hábitos vas a poder ir incorporando esta capacidad a tu oferta de virtudes.
El de qué manera ser un trader resiliente
Edifica opiniones positivas. Operar con una buena autoestima determinará de qué manera hacerle buen en frente de estadios de agobio, y a saber recuperarse con velocidad.
Comparte con otros. Para recibir hay que dar, y en este caso, el compartir experiencias con otros trader puede hacerte crecer en el plano profesional. Conectando con tus iguales, no para resolver un inconveniente, sino más bien para tener una fuente de apoyo constructivo en comunidad.
Cuídate a ti por encima de todo. Inherente en la buena autoestima mas hay que recalcar que cuidarse a sí mismo sobre todas las cosas permitirá cuando buscar esos instantes de reposo, autoconocimiento y aprendizaje preciso para recargar energías resilientes.
Saber hacerse a un lado esperar un momento para seguir el camino al éxito. De ahí en más tendrás contigo el poder de la resiliencia para hacer trading.
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